Publico en la editorial La Oficina de Artes y Ediciones este libro en el que retomo lo investigado en mi tesis doctoral, reformulando algunos aspectos e incorporando algunos elementos en los que no pude profundizar durante el doctorado.
Comencé mi investigación doctoral con la presentación del DEA, titulado «Homonimia, sinonimia y ontología en Aristóteles». Me interesaba allí, por un lado, delimitar la conexión interna de la lógica y la ontología aristotélica, a la vez que, por otro lado, enlazar lo primero con el contexto griego en el que surge. El revival aristotélico, propiciado por la lectura de Aubenque, había producido una renovación de las lecturas de sus grandes textos éticos u ontológicos, pero la lógica seguía siendo patrimonio de la lectura escolástica (el «organon»). Ya en mis investigaciones previas sobre Platón, en especial un curso de doctorado en el que participé sobre el Sofista, se me aparecía como indisoluble el problema del lenguaje y sus estructuras (digamos, el problema «lógico») con el del ser y sus categorías (el «ontológico»). Y esta inseparabilidad requería de la previa comprensión del contexto, es decir, de esa situación en la que lo uno y lo otro no se pensaban como distintos. Estas ideas se desarrollaron en un seminario que estuve impartiendo en la UCM titulado «Logos y Ser. Iniciación al estudio de Platón y Aristóteles», donde por medio del análisis de textos del corpus griego, desde Homero hasta Aristóteles, se iba mostrando la unidad problemática que les subyacía.
En 2011 recogí y sinteticé los resultados del DEA en un artículo sobre «El uso aristotélico de las variables en lógica y sus supuestos ontológicos» (sobre el cual volví más adelante en una ponencia acerca de «La silogística aristotélica como ontología del eîdos«). Sin embargo, el terreno previo estaba aún insuficientemente explorado. Por ello, me dediqué, en primer lugar, a dar lugar a una lectura de Platón que no cayese en similares problemas que los que me había encontrado en la lectura de la lógica aristotélica. En la obra platónica, la proyección anacrónica es más grave aún, puesto que implica de suyo una abstracción de sus características formales que elimina así su configuración específica. Era preciso abordar la importancia hermenéutica de la forma «diálogo» y sus repercusiones concretas dentro del devenir «lógico» de las conversaciones que presenta Platón. Una serie de artículos, sobre el Parménides («Las edades de Sócrates. Una interpretación del Parménides a la luz de su estructura narrativa»), el Fedro («El Fedro y su escena») y el diálogo platónico en general («El diálogo platónico entre literatura y filosofía»), me permitieron perfilar mejor la lectura de Platón esbozada en el DEA, a la vez que planteaban el siguiente tramo de la investigación: si en Platón, y en Aristóteles, todavía se podía intuir la especificidad griega, la otredad que es, era preciso entonces delimitar más claramente ese horizonte de problemas y supuestos a partir del cual, y contra el cual, se armaba la reflexión filosófica de esos autores.
En esta línea, me embarqué en la lectura de algunos hitos del devenir del mundo griego. La lectura de la Historia de Heródoto, que presento en este libro, delineaba las lineas generales de ese trasfondo, que debía complementarse con el contrapunto de las aportaciones de la poesía griega (un artículo que publiqué planteaba las lineas generales de esa lectura y su conexión con la poesía: «La envidia de los dioses y los límites de los mortales»). De aquí derivé a una interpretación de la obra de Solón, tanto en su faceta política («La eunomía de Solón y su herencia ilustrada») como de sus aspectos más sapienciales y poéticos («Piedad y prosperidad. Una lectura de la Elegía a las musas de Solón»), que me permitió fijar un eje hermenéutico, un pliegue, donde se conectaban muchos de los temas y problemas que me habían aparecido en lo anterior. En este sentido, tanto en este periplo investigador como en el libro que aquí comento, Solón supone un quicio esencial para comprender ese periodo-bisagra donde todavía no se da la pólis clásica desarrollada y en el que, por lo tanto, se avista mucho mejor la intrincada relación entre esta y sus orígenes arcaicos (puede leerse una síntesis de esta incursión en la poesía griega y de sus relaciones con el pensamiento posterior en mi artículo «Poesía para los mortales. La poesía en la antigua Grecia y las fronteras de lo humano y lo divino»).
En este marco publiqué mi tesis doctoral, cuyo último capítulo recogía los resultados de un acercamiento a la Apología de Sócrates platónica, que me permitía mostrar la fecundidad del camino realizado (esa interpretación fue recogida en el libro colectivo La Historia y la nada bajo el título «¿Quién es el Sócrates de Platón? Una lectura de la Apología de Sócrates«). También presenté por separado las conexiones entre la política soloniana y el marco que dibujaba con las teorías aristotélicas de la democracia (en mi artículo Dêmos basileús, o ¿por qué rechaza Aristóteles la democracia ateniense?). Por último, publiqué un artículo donde conectaba la antropología piadosa de Hesíodo con los planteamiento platónico-aristotélicos («Los hombres de la edad de hierro. Antropología de la Grecia arcaica»).
Todo este camino ha llevado hasta aquí, hasta este libro, donde recojo las líneas generales de la investigación precedente, centrando y profundizando la senda seguida en mi tesis doctoral, e incorporando los análisis de otras figuras e instituciones del pensamiento griego a las que no había podido dedicar especial atención: la tragedia ateniense, por ejemplo, o las obras socráticas de Jenofonte, sirven de contraste y de confirmación a los análisis previos de lo poético o del Sócrates platónico.
Se busca así ahondar en lor orígenes de una disciplina que parece llevar el enigma en su propia especificidad (tal y como Sócrates se nos presenta como algo enigmático en la obra platónica: véase mi ponencia «El enigma de Sócrates. El Sócrates platónico entre la mayéutica y la segunda navegación»), como parece demostrar la abundancia de obras cuyo título no es otro que el ¿Qué es filosofía? La pregunta por esta disciplina enigmática, pues, no puede dejar de lado el enigma de su origen, especialmente si se tiene en cuenta que su irrupción puede ser considerada un verdadero acontecimiento fundante y, por tanto, su no-ser no puede entenderse a la manera de una carencia, como si fuera un hueco de una ficha de puzzle, cuya ausencia no afecta al resto del entramado. A su vez, se debe indagar por qué ahí, en Grecia y no en otro lugar, se dió ese acontecimiento. En el fondo, se trata, en última instancia, de entender las raices griegas de la filosofía, cuya forma acabada, la obra aristotélica, aunque dé lugar a algo distinto, todavía trasluce, como quise mostrar en el DEA al que me referí más arriba, las marcas de su origen.
Lucas Díaz López, Piedad y distancia. Acerca de los orígenes de la filosofía en la Grecia antigua, Madrid: La Oficina de Arte y Ediciones, 2021.
El libro puede adquirise en los siguientes enlaces (a 6 de diciembre de 2021):
Contraportada: La filosofía comienza en la Grecia antigua. Esta afirmación no debe entenderse como un hecho obvio sino como el planteamiento de un problema. ¿Por qué en la Grecia antigua? ¿Qué ocurrió allí? La respuesta a estas preguntas repercute, a su vez, sobre la propia comprensión de lo que sea el proyecto filosófico. De ahí que sea interesante, de nuevo, dar un cierto paso atrás y tratar de iluminar, desde su contexto específico, sus orígenes: las epopeyas homéricas, los poemas piadosos y legislativos de Solón o la investigación herodotea son algunos de los hitos del camino que sigue este trabajo para ofrecer, a partir de ellos, una explicación del acontecimiento que denominamos «filosofía».
Índice:
Introducción
Capítulo 1.-De griegos (y bárbaros)
1.1.-No olvidar
1.2.-La incredulidad de algunos griegos
1.3.-El debate de los conspiradores
1.4.-Ótanes y Darío
1.5.-La sabiduría de Solón
1.6.-La prosperidad de Creso
1.7.-Heródoto y los griegos
Capítulo 2.-El canto de las musas
2.1.-La sabiduría del poeta
2.2.-Perspectivas homéricas
2.3.-La inspiración
2.4.-Los hombres de la edad de hierro
2.5.-Sacrificio y piedad
2.6.-Todo está lleno de dioses
2.7.-Poesía para los mortales
Capítulo 3.-Piedad y prosperidad
3.1.-La prosperidad y las musas
3.2.-El problema de las riquezas
3.3.-La consideración de los mortales
3.4.-El reparto y la insaciabilidad
3.5.-Sobre la justicia
Capítulo 4.-La buena legislación
4.1.-Reyes y vecinos
4.2.-La disputa política
4.3.-La herida de la ciudad
4.4.-La ciudad justa
4.5.-Tiranos y legisladores
4.6.-Piedad y pólis
Capítulo 5.-La piedad trágica
5.1.-El rechazo del enthousiasmós
5.2.-Lo divino se pierde
5.3.-La democracia en Atenas
5.4.-La insuficiencia democrática
5.5.-La ceguera de Edipo
5.6.-La manía festiva
5.7.-Kátharsis y piedad
Capítulo 6.-El saber de los mortales
6.1.-Humano, demasiado humano
6.2.-Huellas de lo divino
6.3.-Las acciones de griegos y bárbaros
6.4.-El sabio sin musa
6.5.-Historia e impiedad
Capítulo 7.-La impiedad de Sócrates
7.1.-La nueva educación
7.2.-Atenas y la impiedad
7.3.-Una condena asombrosa
7.4.-Recordar e imitar
7.5.-Lógos y érgon
7.6.-La habilidad en el discurso
7.7.-El sabio que no sabe
7.8.-El tábano de Atenas
7.9.-Philosophía
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