En un extremo del abanico interpretativo, se encuentra la tesis –de inspiración neokantiana– según la cual la crítica platónica de los límites del texto escrito implica la conciencia de la imposibilidad de un cierre sistemático del saber filosófico, de su inevitable relativización con respecto a los contextos comunicativos y problemáticos. En el otro extremo se halla la tesis de los intérpretes oralistas-esotéricos, para quienes la filosofía acabada asume forzosamente al forma de un sistema metafísico. Toman pues en sentido literal la crítica a la escritura y la aplican a los mismos diálogos platónicos, a los que se atribuye entonces una función introductoria, propedéutica de la filosofía verdadera; las indicaciones sobre «las cosas de mayor valor» teorizadas por Platón habría por tanto que buscarlas no en los diálogos sino en los testimonios indirectos relativos a su pensamiento –localizados sobre todo en Aristóteles–, de los cuales sería posible extraer una «metafísica de los principios» transmitida solamente de forma oral a un círculo reducido de discípulos.
M. Vegetti, Quince lecciones sobre Platón, p. 70-71.
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