RSS

Archivo de la categoría: Eutidemo

Conversaciones erísticas (Coventry)

In the Euthydemus, the eristic brothers Euthydemus and Dionysodorus are represented form the outset as indifferent to the truth: their skill lies in refuting any statement, true as well as false (272a8-b1). Their lack of concern for their respondents is epitomized in Euthydemus’ dissociation of himself from Socrates at 296. (…) Typical of the brothers’ combative approach to argument (Socrates’ initial description of them, at 271c-272b, is rich in words of conflict and compatitiveness [1]), this dissociation and opposition excludes the adaptation to a particular interlocutor’s needs and abilities which Socrates demands from dialectic.

Dionysodorus manifests the twofold indifference of the eristics in a particularly telling way as he and his brother begin to demonstrate their skill by questioning the young Cleinias. Whatever answer the boy makes to Euthydemus’ first question, Dionysodorus predicts to Socrates, he will be refuted (275e5-6). Cleinias is trated here with the lack of concern for his beliefs and understanding from which Socrates also suffers later as the sophists’ respondent. Euthydemus insists that Socrates should answer the questions put to him without ensuring that he understands them, or understands them in the same sense as the questioner (295b-c). (…) The brothers’ failure to recognize the search for truth as a purpose in argument beyond that of victory over an opponent is of a piece with their lack of interest in the identity of their respondent and his understanding of the issues.

Lucinda Coventry, «The role of the interlocutor in Plato’s dialogues», en: Ch. Pelling (ed.), Characterization and individuality in Greek literature, Oxford: Clarendon Press, 1990, pp. 176-177.

Notas:

[1] La autora remite en nota a Eutidemo 271-2, destacando como términos combativos: pagkratiastaí, pammákho, mákhesthai, mákhen, agonísasathai, antârai.

Piocabia Llevenme

Entradas relacionadas:

 

 

Etiquetas: , ,

Irrupciones de ND1 en el Eutidemo (Tarrant)

The most action-filled dialogues, omitting the Symposium which is not rich enough in question-and-answer dialogue to provide significant data, are the Protagoras and Euthydemus which are extraordinarily high in the formulae which are only possible in narrative dialogues. (…) In the Euthydemus the frame-dialogue between Socrates and Crito intrudes regularly upon the narrative (275c5, 283a, 290e-3a, 303a4-b1, 304b6), and in such a way that one does not easily forget that the ironic narrator is talking to a friend well able to interpret his irony.

Harold Tarrant, «Orality and Plato’s narrative dialogues», en: I. Worthington (ed.), Voice into text. Orality & literacy in Ancient Greek, Leiden: E. J. Brill, 1996, pp. 131-132

Picabia voulecelle

 

Etiquetas:

Estructura del Eutidemo (Mársico e Inverso)

(Transcribo de la introducción a la edición de Claudia Mársico y Hernán Inverso del Eutidemo (Buenos Aires: Losada, 2012), pp. 24-25:)

1.-Conversación introductoria: 271a-272d.

 

2.-Relato de Sócrates: 272e-304b

I. El saber de Eutidemo y Dionisodoro y la solicitud socrática de un protréptico: 272e-274e

II. Primera demostración: ambigüedades en torno a la noción de aprendizaje: 275d-278e

Si aprenden los sabios o los ignorantes: 272d-276b

Si se aprende lo que se sabe o lo que no se sabe: 276c-277c

Explicación de Sócrates: 277d-278e

III. Primera intervención de Sócrates: primer modelo protréptico: 279a-282e

La relación entre bienes y felicidad: 279a-280a

La ecuación saber-bien: 280a-282a

La pertinencia de perseguir el saber: 282a-e

IV. Segunda demostración: ambigüedades en torno de la captación de lo real: 283a-286b

Ambigüedades en torno de las nociones de ser y llegar a ser: 283a-d

La imposibilidad de la falsedad: 283e-284c

La captación de las cosas como son: 284d-e

La imposibilidad de contradecir: 285a-286b

V. Segunda intervención de Sócrates: objeciones y segundo modelo: 286c-[293a]

Dudas socráticas sobre la seriedad del argumento: 286c-288a

Segundo ejemplo protréptico ofrecido por Sócrates: 288a-293a

Recapitulación: 288d-289b

La técnica de los argumentos: 289b-290a

[Interludio con Critón (continuación del protréptico): 290c-293a

La técnica política: 291c-292e

Confusión y consulta a Eutidemo y Dionisodoro: 292e-293a]

VI. Tercera demostración: rapsodia de argumentos: 293b-303a

La posesión del conocimiento: 293b-296d

Objeción metodológica: 295b-e

Ambigüedades en torno del parentesco: 296d-299a

Ambigüedades en torno de la posesión de bienes: 299a-e

Ambigüedades en torno de los sentidos: 300a-d

Alusión a las Formas: 300e-301c

Ambigüedades en torno del sujeto y el objeto de las técnicas: 301c-d

Ambigüedades en torno de la noción de propiedad: 301e-303a

Ambigüedades en torno de la atribución: 303d

Elogios a Eutidemo y Dionisodoro: 303d-304b

 

3.-Epílogo: nueva conversación con Critón: 304b-307c

El interlocutor innominado: 304d-305b

Filosofía y alcance de la dialética: 305b-307c

Pissarro BAnks.jpg

Entradas relacionadas:

 

 

Etiquetas: ,

La participación de Critón en el Eutidemo (Mársico e Inverso)

El Eutidemo, en cambio, nos ofrece un relato enmarcado, que está lejos de constituir un mero aditamiento decorativo. En él cobra vital importancia su interlocutor, Critón, que no sólo instiga el relato al principio, sino que interviene cuando lo cree conveniente, como sucede en 290c, y colabora ativamente en la evaluación final acerca del episodio, haciéndose portavoz de los comentarios que surgieron entre el público existente.

Claudia Mársico y Hernán Inverso, «Introducción» a Platón, Eutidemo, Buenos Aires: Losada, 2012, p. 23.

Pissarro Autum

Entradas relacionadas:

 

Etiquetas: , ,

La interrupción de Critón: comparación entre estructuras del Eutidemo y comparecencia de lo metadialógico

¿Qué diferencia hay entre la estructura del Eutidemo aquí propuesta (Estructura y partes del Eutidemo) y la propuesta por Oliveri en su edición de Gredos (La estructura del Eutidemo (F. J. Oliveri))?

Más allá de diferencias de detalle y de denominación (que responden, a mi juicio, a la confusión de aspectos relativos al contenido o a la forma; véase Estructura general del Eutidemo), lo que más destaca es la inclusión por parte de Oliveri del «diálogo central entre Critón y Sócrates» como quicio entre la segunda exhortación socrática y el tercer tramo sofístico. Desde luego, es un tramo importante y un mecanismo disrupcional a destacar. Aunque no creo pertinente su inclusión en una división del diálogo en función del contenido.

En ese tramo del diálogo, al emerger el nivel dialógico primario en la narración socrática el efecto diegético se rompe y la distancia temporal queda anulada, lo cual se confirma desde el momento en el que la conversación cesa de ser solo una conversación entre Sócrates y Clinias y pasa a incluir a Critón. Cada paso sucesivo de la discusión protréptica de Sócrates y Clinias irá acompañado de un «¿O no te parece, Critón?» o algo similar. El diálogo entonces se desenvuelve a través de las respuestas de Critón pero como si las respuestas que se dan fuesen, y no pudiesen no ser, las mismas que las que dio Clinias «ayer». Hasta tal punto es así que el tramo concluye con un «Por Zeus, Sócrates, parece que os metistéis en un buen problema [aporía]», esto es, la cosa es planteada por Critón como si con él no fuera, como si él no hubiera llegado a esa misma situación respondiendo las preguntas que Sócrates le ha hecho. La segunda persona empleada, el aphíkesthe, tiene así la función de restaurar el marco diegético, que inmediatamente vuelve a retomar Sócrates, entregándose por tercera y última vez a la erística los hermanos.

Así pues, hay ruptura formal, hay una problematización que interpela, pero a la vez hay desarrollo diegético y externalización de la aporía; es decir, el pasaje hacer circular la argumentación en la dualidad de niveles generada: la narración de Sócrates no se interrumpe y, en ese sentido, ND2, que en este momento es diálogo entre Sócrates y Clinias, prosigue, pero a este desarrollo de ND2 se le suma el de ND1. En suma: hay ambigüedad, los dos niveles se confunden y se desdibujan. El tramo central del diálogo, la irrupción de ND1, supone así un momento especialmente complejo dentro del Eutidemo.

No en vano la mención que producirá todo este vuelco formal del diálogo, toda esta ruptura del devenir dialógico, será la de la dialéctica (290c). Tras la referencia que hace Clinias al «arte del diálogo», interviene Critón asombrado por esas palabras y entonces se produce otra extrañeza: Sócrates parece retractarse y atribuye, sucesivamente, esa declaración, primero, a Ctesipo (absurdo, puesto que era con Clinias con quien se hacía la discusión protréptica) y, después, a un «ser superior» (kreittónon) -dejando, por lo demás, claro quién no dijo eso: Eutidemo y Dionisodoro (291a). La extrañeza es mayor aún si tenemos en cuenta la claridad de la memoria de Sócrates hasta entonces, recordando minuciosamente los detalles argumentativos de la discusión anterior (incluso habiéndose remitido a las musas, a lo Homero, para iniciar su relato: 275c), y las lagunas que de pronto, y solo en lo que concierne al emisor de esas palabras, le asaltan (no volverá a haber más olvidos: ni siquiera en el torbellino argumentativo que sigue a este bloque del diálogo). Todo ello apunta a que, sea lo que sea que se diga ahí, es algo importante (dicho por alguien superior) y que consustancialmente se encuentra excluido de la práctica de los hermanos sofistas (lo único cierto es que no lo dijeron ellos, señala Sócrates). Esto quiere decir, por lo tanto, que lo que allí se dice no se encuentra al mismo nivel que la conversación protréptica y que, como tal, se está mencionando algo que más bien tiene que ver con lo que se está haciendo en el propio diálogo (y, por tanto, algo contrapuesto, excluyente, con la práctica erística de Eutidemo y Dionisodoro).

***

El pasaje en cuestión es el siguiente (traduzco más o menos a vuelapluma):

«La estratégica me parece», dije, «que es la técnica con la que, si uno la adquiere, más puede ser feliz». «Pues a mí no me lo parece». «¿Cómo?», le dije. «Pues que en realidad esa es una técnica de cazar seres humanos». «¿Y qué?», dije yo. «Que ninguna de esas que son de cazar», dijo, «es más que cazar o atrapar, y una vez atrapado lo que se iba a cazar, no son capaces de darle uso, sino que los cazadores y los pescadores se lo entregan a los cocineros, y los geómetras, astrónomos y calculadores a su vez (pues también ellos son cazadores, ya que cada uno de estos no producen sus figuras, sino que descubren los entes), como tampoco saben usarlas, sino solo cazarlas, entregan lo descubierto a los dialécticos para que hagan uso de ello, por lo menos cuantos de ellos que no son completamente insensatos [anóetoi]». (Eutidemo 290b-c).

***

Comenta precisamente Oliveri en nota al pie (Madrid: Gredos, 2000, p. 239 n13) a propósito de «los dialécticos»:

No designa aquí [la palabra «dialéctico»], como en Menón (75d) al que sabe conducir hábilmente una discusión, sino que tiene el significado platónico fuerte de filósofo, el que es capaz de aprehender los principios (cf. República 533b y ss.).

Curiosa mención la del pasaje del Menón en este contexto, dado que en ese tramo (75c-d) se contrapone el proceder de «uno de los sabios, de esos erísticos, de los combativos» con el de «los amigos que dialogan», haciendo referencia a que «quizá es más dialéctico no solo responder lo verdadero, sino también por medio de aquellas cosas que concuerda conocer el que pregunta». Precisamente, ese tipo de proceder que es violentado y rechazado continuamente por los hermanos erísticos en el Eutidemo.

Bien es cierto que la continuidad con el pasaje mencionado de la República es notorio, pero ello no debería ser impedimento para advertir las conexiones con el tramo de Menón. El problema que aquí opera es, sin embargo, que se depende de una interpretación general (la teoría de las Ideas) que hace que el «dialéctico» no pueda reducirse a lo que en estos tramos más modestos aparece y, por tanto, deba ser una suerte de súper sabio capaz de desarrollar una ciencia de los principios. Que una cosa y la otra, que el aparentemente insignificante «conductor del diálogo» y el desmesurado científico de los arkhaí, sean una y la misma, no se tiene en consideración. Y, sin embargo, si acudiéramos a los textos aristotélicos allí veríamos que la «dialéctica» tiene exactamente ese doble sentido: saber relativo a la discusión a la vez que saber capaz de «aprehender los principios». Se dirá que todo ello a costa de no poder constituirse como episteme, y, sin duda, ello es así, pero esta indigencia epistémica no parece muy alejada de la docta ignorantia socrática de la Apología, de la esterilidad del mayéutico en el Teeteto o de la penuria de Eros que se proyecta analógicamente sobre el filósofo en el Banquete. Ninguna de estas menciones, y nótese que las tres obras pertenecen a cada una de las supuestas etapas cronológicas de la obra de Platón, avala la súper ciencia (correlativa de los súper objetos que son las Ideas) que muchos creen ver en el pensamiento platónico, sino que más bien conviene al carácter abierto e incesante de la dialéctica aristotélica.

Pisarro Montmatre

Entradas relacionadas:

 

Etiquetas: , , , , , ,

Sofística y filosofía en el Eutidemo (Pardo)

El Eutidemo no comienza exactamente así, sino con una pregunta de Critón, que interroga a Sócrates para saber quién era la persona con la que hablaba el otro día en el gimnasio. Como es típico de Sócrates, él responde a esta pregunta con otra, que no resulta en absoluto trivial: «¿A cuál de los dos te refieres? Porque eran dos» (271a).

Existe, pues, una cierta dificultad para distinguir a estos dos, para discernir a Eutidemo de Dionisodoro, como si en algún sentido los dos fueran uno. Uno que es dos, dos que son uno (como en el leibniziano principio de identidad de los indiscernibles, según el cual dos cosas iguales no pueden ser dos), dos juegos que quisieran ser uno solo. De hecho, como los indiscernibles de Leibniz, Eutidemo y Dionisodoro sólo se distinguen en principio porque el uno (Eutidemo) está a la derecha de Sócrates y el otro (Dionisodoro) a la izquierda. Una distinción real, sin duda ( porque la izquierda y la derecha no pueden superponerse), pero no conceptual (pues conceptualmente Eutidemo y Dionisodoro son «lo mismo», a saber, en palabras de Critón, «un nuevo cargamento de sofistas» , 271 b). Este «ser lo mismo» aunque sean dos (emparentado sin duda con la repetidamente argumentada elasticidad del juego I) constituye a todas luces la raíz de sus éxitos (éxitos estratégicos, pues antes de dedicarse a la argumentación ambos han sido diseñadores de defensas y ataques militares). De hecho, emprenden la conversación con Clinias como quien emprende una batalla, no sin antes haber optimizado hasta el infinito sus posibilidades de triunfo: «Todas las preguntas que nosotros formulamos, Sócrates, son así: no tienen escapatoria» (276e). No tienen escapatoria porque son emboscadas, porque precisamente se obliga al enemigo a elegir entre dos caminos que -como Dionisodoro y Eutidemo- en realidad no son dos, ya que tome el que tome será derrotado. Las preguntas que ellos hacen no tienen escapatoria porque no tienen un sentido, sino dos al mismo tiempo. Y allí donde hay un sentido, hay una escapatoria posible. Clinias no tiene escapatoria cuando los estrategas le plantean la aporía del aprender, cuando le preguntan si los que aprenden ya saben o son ignorantes, porque cualquiera de las dos opciones que elija le conducirá a la contraria (¿cómo van a aprender si ya saben?, ¿cómo van a saber si están aprendiendo? ) y, por tanto, se verá obligado a callar al haber caído en contradicción consigo mismo («será refutado responda lo que responda» , susurra Dionisodoro al oído de Sócrates mientras Eutidemo conduce a Clinias al fracaso) . Hermanos indiscernibles, Eutidemo y Dionisodoro funcionan como los extremos de una misma cuerda elástica (que consiguen ser «lo mismo» a pesar de decir cosas literalmente contrarias) con la que atan y atormentan a Clinias, tirando de ella en ambos sentidos a la vez, hasta que consiguen que el muchacho «Se desplome» . Cuando Eutidemo ha llevado a Clinias a autorrefutarse, a abandonar su primera respuesta (que los que aprenden son los que saben), Dionisodoro completa el nudo llevándole a la autorrefutación cuando quiere sostener, para escapar, que los que aprenden son los que ignoran.

Puede que esta imagen -la de Eutidemo y Dionisodoro enredando a sus interlocutores en semejantes paradojas- sea ridícula (así se lo parece, desde luego, a Critón, interlocutor a quien Sócrates está narrando su encuentro con los dos polemistas), pero en realidad es la única imagen que Platón (y por las mismas razones Aristóteles) admitiría como correlato de aquella ciencia capaz de reunir los dos juegos en uno solo, la única imagen narrable que en toda la obra de Platón aparece del aparentemente inalcanzable «juego 3». Pues, en efecto, ahí los dos (la izquierda y la derecha, el antes y el después, las diferencias no conceptuales) se convierten en uno solo, la cuerda que hace siempre desplomarse al adversario, ahí el uso y la producción parecen confundirse porque, en cualquiera de las dificultades de las que se sirven los «educadores» de Clinias, la diferencia entre sujeto y predicado, entre nombrar y decir, se ha esfumado.

¿No querrá esto decir que ese juego al que juegan los sofistas, o al menos Dionisodoro y Eutidemo, ese juego ridículo, autodestructivo e inofensivo es la filosofía? La confusión entre sofística y filosofía (que desde nuestro actual optimismo tardomoderno puede ilusoriamente parecernos un gravísimo error) era, al parecer, la situación normal en la Atenas en la que vivían Sócrates, Platón y Aristóteles (como, aunque nos cueste creerlo, sigue siendo la situación normal en nuestros días). En el momento en que los dos últimos escriben, se trata de una distinción por completo ajena al ciudadano corriente, y todo el Eutidemo testimonia la confusión. Casi al final del diálogo, un interlocutor anónimo censura ante Critón la actitud «escolástica» de los polemistas ociosos, e implícitamente
también la de Sócrates, identificándola claramente con la filosofía.

José Luis Pardo, La regla del juego, pp. 153-155.

Pisarro Bargues

Ver también:

 

Etiquetas: , ,

Estructura y partes del Eutidemo

Sobre la estructura general a la que ya me he referido (ver: Estructura general del Eutidemo y Concretando la estructura general del Eutidemo), se van diferenciando en el diálogo una serie de partes específicas que, por su contenido, pueden organizarse de la siguiente manera:

 

1.-Prólogo: Critón y Sócrates en torno al diálogo de ayer (271a-272d)

 

2.-El diálogo de ayer según Sócrates (272e-304b)

2.1.-Introducción y propuesta de Sócrates (272e-275c)

2.2.-Primera serie erística (275d-277d)

2.3.-Primera parte del protréptico de Sócrates (277d-282a)

2.4.-Segunda serie erística (283b-288b)

2.5.-Segunda parte del protréptico de Sócrates (288b-292e)

2.6.-Tercera serie erística (293b-303a)

2.7.-El elogio de Sócrates (303b-304b)

 

3.-Epílogo: el diálogo de ayer según un interlocutor anónimo (304b-307c)

3.1.-La visión externa del diálogo (304d-305a)

3.2.-Los “intermedios” (305b-306d)

3.3.-Educación y filosofía (306d-307c)

 

Véase también: La estructura del Eutidemo (F. J. Oliveri)

Sobre este esquema y el de Oliveri: La interrupción de Critón: comparación entre estructuras del Eutidemo y comparecencia de lo metadialógico

Picabia Procesión de Sevilla

 

Etiquetas: ,

Concretando la estructura general del Eutidemo

Continúa: Estructura general del Eutidemo

***

En una entrada anterior he recogido la estructura general del Eutidemo en el siguiente esquema:

(ND1 (271a)–[NN1a(272e)–(304b)NN1a]–[NN1b(304d)–(305a)NN1b]–(307c)ND1)

De lo que se trata ahora es de complicar esta estructura básica, introduciendo la consideración de nuevos niveles dialógicos, más allá del nivel dialógico primario. Estos niveles dialógicos son introducidos mediante el salto de nivel narrativo que introducen las diferentes narraciones. Obviando las interrupciones que se producen durante los actos narrativos de ND1, de las que me ocuparé más adelante, surgen dos niveles dialógicos yuxtapuestos (ND2a, ND2b) correspondientes a los dos niveles narrativos que se alternan durante la conversación entre Sócrates y Critón. De esta forma, la estructura compleja del diálogo sería:

(ND1 (271a)–[NN1a:ND2a (272e)–(304b) ND2a:NN1a]–[NN1b:ND2b (304d)–(305a) ND2b:NN1b]–(307c)ND1)

Los diferentes niveles dialógicos representarían:

ND1: conversación de “hoy”, localización indeterminada (no: el Liceo), Sócrates/Critón.

ND2a: conversación contada por Sócrates de “ayer”, en el Liceo, Sócrates/Eutidemo/Dionisodoro/Clinias/Ctesipo.

ND2b: conversación contada por Critón de “ayer”, en el Liceo, Critón/Anónimo.

Es necesario tener en cuenta que los dos últimos niveles dialógicos se encuentran incrustados en actos narrativos que a su vez se encuentran enmarcados por el nivel dialógico primario. Quiere esto decir que se debe contar en ellos con las posibilidades que genera esta relación de incrustación: el narratario dialógico y la influencia focal. En este caso, será importante el papel del narratario dialógico, como vamos a ver en entradas sucesivas.

Picabia El niño carburador

Anteriores post relacionados:

 

Etiquetas:

Énfasis formal de la sección central del Eutidemo (Thesleff)

In the Euthydemus, the central section (290d-293a) is emphasized, as in Phaedo, by the resumption of the frame dialogue. And there are also other features, such as young Kleinias suddenly growing out of his role, which draw our attention to the notion that the Kingly Art -I am sure the Philosopher King somehow figures in the background- is the onlye reliable way to the ‘good’ (292c) and to human happiness.

Holger Thesleff, «Looking for clues: an interpretation on some literary aspects of Plato’s ‘Two-level model'», en: G. A. Press (ed.), Plato’s dialogues. New studies and interpretations, Maryland: Rowman & Littlefield, 1993, p. 31.

picabia salome

Véase también:

 

Etiquetas: , ,